Images
ContribuerRéserver
Évaluations
Contribuer aux commentairesCafé histórico bien remozado hace unos años, con lo cual ha perdido parte de su esencia como café de tertulias, pero lo ha ganado en afluencia de público al ampliar su actividad como restaurante. Mientras que para comer o cenar es un sitio pasable y algo caro, el Brunch que se ofrece por 30 euros me pareció correcto. Café, zumo, bollería variada, huevos al gusto (los huevos benedictinos con beicon me gustaron) y otro plato a elegir (pedí tortitas con nata, buenas). A mejorar los modales del recepcionista que comprueba las reservas. El servicio de mesa en la planta alta, correcto.
La atención del personal dejó un poco que desear. El brunch abundante. Un poco caro para lo que es, pero está bien ubicado. Importante destacar que tuvimos una mala experiencia, pero por culpa de una mesa de al lado y el personal del restaurante no actuó.
Gran decepción con el desayuno pedí churros con chocolate y los churros estaban duros, secos e insípidos creo que eran congelados y el chocolate era líquido cuando el chocolate siempre tiene ke ser espeso, en cualquier bar se desayuna mejor chocolate que ahí , con esa categoría de café no corresponde el servicio, se supone ke tiene más clase
El café comercial es uno de esos lugares que permanecen, que siempre están y deben de continuar. Una decoración clásica, elegante y acogedora reina por todo este amplio local. Su puerta giratoria de entrada nos lleva a otra época que no abandonamos hasta que volvemos a salir a la calle. La atención es eficiente y agradable y los precios fuera de lo esperado son normales sin pasarse. Desde luego un lugar que hay que conocer.
Tenía ganas de ir y regalarle a mi pareja una cena allí. Pedí más información a través del correo electrónico porque tienen la opción de regalo en su página. Nunca me contestaron. El sábado entramos para ver si tenían mesa para cenar ya que celebrábamos nuestro aniversario. Nos dieron mesa enseguida pero nos hicieron esperar alrededor de 20 mns hasta que alguien llegó a atendernos. La cena bien y luego fue todo rápido y sin más esperas. El tartar de lubina no merece la pena. El tataki riquísimo. Otra cosa que era bastante desagradable fue la música. Parecía que estabamos en una discoteca en lugar de en un restaurante. Pedimos que si la podían bajar y nos dijeron que no, que se había contratado así para los fines de semana, a pesar de que más clientes ya lo habían pedido también. No fue agradable la experiencia.