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Contribuer aux commentaires¿Os acordáis del cóctel de gambas/langostinos? ¿Ese que plantaban, antaño, en bodas y demás celebraciones? Pura comida viejuna, que diría mi crítico gastronómico favorito, Mikel Iturriaga, pero que, bien hecho, tampoco estaba tan malo . Es verdad: como el melón y el jamón, que también pueden ser considerados viejunos, el langostino y la piña son sabores que van bien juntos. En Juan y Pinchamé, pequeña taberna de la popular calle Laurel, le han dado una vuelta a la combinación y se han marcado como especialidad de la casa la brocheta de langostinos y piña, que está espectacular: con un poquito de sal y un chorrito de aceite de oliva, la sirven recién pasada por la sartén y sabe a gloria. No es ni la tapa tradicional ni una de esas combinaciones tipo queso de cabra-salsa balsámica, foie-Pedro Ximénez o solomillitos-cebolla caramelizada que tanto se repiten últimamente, es simplemente una idea muy bien resuelta y servida. Chapeau! A 2,30€ el pincho y a 0,70€ el corto. El sitio, pequeñito, sin pretensiones decorativas y muy buena atención. Perfecto para los que buscan algo distinto. Y de los mejores de la zona para mí.
El pincho de piña y langostinos está muy bueno. Lo recomiendo. Creo que casi no tenían nada más... Esta es su especialidad, pero está riquísimo.
Uno de los muchos bares de la Calle Laurel de buenos aperitivos.
Entramos por casualidad, La Laurel tiene buenos sitios pero ese día no fue un acierto. La brocheta de langostinos y piña se salvó pero lo demás dejaba bastante que desear. Si eres amante de la tortilla de patatas, no la pidas. Para mi hija es un pincho estrella y la dejó entera, ¡y eso que iba con hambre!
¡Qué lugar y servicio excelente! Lo mejor fue el pincho de langostino con piña.